¿Qué hacer cuando te encuentras en clase con un carrusel de emociones en tus alumnos?. ¿Cómo gestionarlas?. ¿Sabes qué es y cómo funciona el «Semáforo de las Emociones»?. En este artículo encontrarás «Estrategias prácticas para ayudar a los participantes a identificar, comprender y regular sus emociones»
Con el firme propósito de ayudarte y seguir acompañándote en tu camino como Monitor de Ocio Educativo, Actividades Extraescolares y Aula Matinal, en los próximos artículos de nuestro blog vamos a tratar varios temas que te permitirán continuar formándote y destacar como un excelente profesional valorado por tus alumnos, sus familias y las empresas de extraescolares en las que tengas la oportunidad de ser entrevistado y aspires a trabajar.
Algunos de estos temas de interés para cualquier docente, son: “La importancia del juego en el aprendizaje”, “Identificación y apoyo a niños con necesidades especiales”, “Diseño de actividades creativas y atractivas”, “Adaptación de actividades a diferentes edades y niveles”, “Organización de eventos especiales o salidas”, entre otros. Hoy, nos centraremos en un aspecto fundamental: Gestión de emociones en niños y adolescentes: Estrategias prácticas para ayudar a los participantes a identificar, comprender y regular sus emociones.
Como monitores de actividades extraescolares, tenemos una oportunidad única de influir positivamente en el desarrollo integral de niños y adolescentes. Más allá de enseñar habilidades específicas, podemos guiarlos en el fascinante y a veces complejo mundo de sus emociones. Ayudarles a identificar, comprender y regular sus emociones no solo mejora su bienestar emocional actual, sino que les proporciona herramientas esenciales para toda su vida.
¿Por qué es importante la gestión emocional en actividades extraescolares?
Las actividades extraescolares son un caldo de cultivo para una amplia gama de emociones: la alegría de ganar un partido, la frustración de no lograr una tarea, el entusiasmo de aprender algo nuevo, o incluso la timidez al interactuar con compañeros. En este entorno dinámico, los niños y adolescentes pueden experimentar sus emociones de forma intensa. Un monitor con habilidades para facilitar la gestión emocional puede:
- Reducir conflictos: Al ayudar a los participantes a expresar su frustración o enojo de forma saludable, se minimizan las discusiones o peleas.
- Fomentar la empatía: Comprender las propias emociones facilita la comprensión de las emociones de los demás.
- Mejorar la concentración y el aprendizaje: Un estado emocional equilibrado permite una mejor disposición para aprender.
- Fortalecer la autoestima: Saber cómo manejar las emociones difíciles da a los niños una sensación de control y competencia.
- Crear un ambiente más positivo: Un grupo donde las emociones se gestionan de forma constructiva es un lugar más agradable para todos.
Estrategias Prácticas para Monitores:
Aquí te presentamos algunas estrategias prácticas que puedes implementar en tus actividades:
- Identificar las emociones:
- El «Emocionario»: Crea o utiliza un cartel con diferentes caras que expresen emociones (alegría, tristeza, enojo, miedo, sorpresa, etc.). Al inicio de la sesión o en momentos clave, puedes preguntar: «¿Cómo se sienten hoy? ¿Qué emoción representa mejor lo que sientes ahora?». Esto ayuda a poner nombre a las emociones.
- El termómetro emocional: Utiliza una escala del 1 al 5 o 10 para que los niños expresen la intensidad de su emoción. Por ejemplo, en una escala de «enojo», 1 es un poco molesto y 10 es muy, muy enojado.
- Historias y personajes: Usa cuentos, películas o situaciones hipotéticas para hablar sobre cómo se sienten los personajes y cómo podrían manejar esas emociones. «¿Cómo crees que se sintió el personaje cuando…?».
- El «Por qué» de las emociones: Anima a los niños a pensar en la causa de sus emociones. «¿Qué te hizo sentir así?». Es importante validar sus sentimientos sin juzgarlos.
- Conectar emociones con sensaciones corporales: Ayúdales a reconocer las señales físicas de sus emociones. «Cuando estás enojado, ¿cómo se siente tu cuerpo? ¿Te late el corazón más rápido? ¿Aprietas los puños?».
- Hablar sobre la función de las emociones: Explica que todas las emociones son válidas y tienen un propósito. El miedo nos protege, el enojo nos indica que algo no está bien, la alegría nos hace sentir bien, etc.
- Regular las emociones:
- Técnicas de respiración: Enseña ejercicios de respiración sencillos. «Respiración del dragón» (inhalar profundamente y exhalar con fuerza como un dragón) o «respiración de la flor» (inhalar oliendo una flor imaginaria y exhalar soplando una vela).
- El «Rincón de la Calma»: Designa un espacio tranquilo donde los niños puedan ir cuando necesiten un momento para calmarse. Puede tener cojines, libros o materiales para dibujar.
- Actividad física: El movimiento es una excelente manera de liberar energía emocional. Si un niño está frustrado, puedes proponerle saltar, estirarse o dar una vuelta corta.
- Expresión creativa: Ofrece opciones para expresar emociones a través del arte. Dibujar lo que sienten, escuchar música o escribir en un diario (para adolescentes) pueden ser formas útiles de canalizar las emociones.
- El «Semáforo de las Emociones» (especialmente para los más pequeños):
- Rojo: Alto. Para y respira. Reconoce cómo te sientes.
- Amarillo: Piensa. ¿Qué puedes hacer para sentirte mejor? (Piensa en estrategias como las de este artículo).
- Verde: Actúa. Pon en práctica la estrategia que elegiste.
- Modelado: Sé un buen modelo de gestión emocional. Habla abiertamente sobre tus propias emociones (de forma apropiada a su edad) y cómo las manejas. «Hoy me siento un poco frustrado porque… pero voy a respirar hondo para calmarme».
- Resolución de problemas: Cuando una emoción surge de un problema, guía a los niños para encontrar soluciones. Si están enojados por una discusión, ayúdales a dialogar y encontrar un acuerdo.
- Fomentar la comunicación: Crea un espacio seguro donde los niños se sientan cómodos para hablar sobre sus sentimientos contigo o con sus compañeros.
Consideraciones especiales para adolescentes:
- Espacio para la privacidad: Los adolescentes pueden ser más reticentes a expresar sus emociones en público. Ofrece la posibilidad de hablar individualmente.
- Validar la intensidad de las emociones: La adolescencia es una etapa de cambios hormonales y emocionales intensos. Reconoce la validez de sus sentimientos sin minimizarlos.
- Enfoque en la autorregulación: Anímales a desarrollar sus propias estrategias de afrontamiento y a asumir la responsabilidad de su bienestar emocional.
- Recursos adicionales: Puedes informarles sobre recursos como líneas de ayuda o profesionales de la salud mental si perciben que necesitan apoyo adicional.
La paciencia es clave:
La gestión emocional es una habilidad que se desarrolla con el tiempo y la práctica. Sé paciente y comprensivo con los niños y adolescentes mientras aprenden. Celebra sus esfuerzos, incluso los pequeños avances. Tu papel como monitor es fundamental para guiarlos en este importante viaje de autodescubrimiento y crecimiento emocional. Al equiparlos con estas herramientas, les estás dando un regalo invaluable para enfrentar los desafíos de la vida con mayor resiliencia y bienestar.
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